La avutarda (Otis tarda) es la especie que presenta el mayor peso de las aves europeas. Existe un claro dimorfismo entre los machos y las hembras, siendo los primeros mucho más grandes, alcanzando hasta un peso de unos 16 kg. Mientras que las hembras tienen un peso máximo de 4 kg.
A parte de por el tamaño, que en ocasiones puede dar lugar a confusión, se pueden distinguir los ejemplares de avutarda adultos porque presentan la denominada bigotera. Dicha bigotera tardan en desarrollarla unos 6 años aproximadamente.
Su comportamiento es muy esquivo, probablemente sea una de las aves más huidizas en lo que a distancia se refiere.

¿Dónde viven las avutardas?
En la antigüedad únicamente se encontraban en las estepas y praderas naturales. Sin embargo, con el tiempo se han adaptado a campos de labor de gran extensión, normalmente usados para el pastoreo o cultivos de secano. A esta especie le favorece el uso del suelo tradicional, como la agricultura que se llevaba a cabo antaño. La intensificación de la agricultura, que vino de la mano de la industrialización, han sido el principal motivo del descenso de sus poblaciones en Europa.
Es decir, se encuentra grandes llanuras utilizadas para cultivar. España alberga la mitad todos los individuos existentes a nivel mundial.
Reproducción
La avutarda es una especie con un ritual de cortejo característico, el cual tiene lugar en abril. Los machos, una vez se encuentran en celo, realizan en lugares concretos, conocidos como leks, en los que tienen como costumbre realizarlos, un espectáculo silencioso, en el cual durante unos segundos o minutos se transforman en bolas blancas de plumas. Los machos comienzan su pavoneo hinchando su garganta y moviéndose hacia atrás con la barbilla apuntando hacia el cielo. Es en las horas del alba y del atardecer, cuando emiten su reclamo.

Mediante el reclamo atraen a las hembras y están son montadas, alejándose momentos más tarde tras haber sido fecundadas a excavar su nido. Los huevos son incubados desde principios de mayo durante poco más de 21 días. Suele realizar una puesta de unos 2-3 huevos.
A lo largo de día le hembra detiene la incubación de forma puntual para alimentarse, suele ser en la mañana, a medio día y al atarceder, durante un tiempo de entre 15 minutos y una hora. Tras este receso, da la vuelta a los huevos y continua con la incubación.
Una vez eclosionan los huevos son alimentados por la madre durante 15 días, y es a partir de las 5 semanas cuando los pollos ya se valen por sí solos y tienen capacidad para volar.
¿Qué come una avutarda?
Se alimenta de hierba y césped, su preferida es la alfalfa. No solo consume hierba y/o césped si no, que, también incluye en su dieta como alimento suplementario insectos, ratones, huevos de otras aves o gusanos.
Además, requiere agua, la cual, en ocasiones algunas ocasiones durante el invierno, la adquiere ingiriendo nieve.
¿Cuánto vive una avutarda?
Las avutardas suelen vivir unos 10 años, aunque se conocen individuos que han alcanzado una longevidad de al menos 15 años. Por norma general, los machos viven menos tiempo, por las violentas luchas que tienen entre ejemplares del mismo sexo durante el celo.
Desgraciadamente las avutardas tienen un índice de mortalidad muy elevado en su primer año de vida, se estima en un 80%. La causa principal es que son depredadas de forma natural, ya que hasta que no pasan un par de semanas semanas, los pollos no son capaces de volar, lo que ocasiona que sean una presa fácil para los depredadores como zorros, lobos o águilas, entre otros.
Estado de conservación
Actualmente se encuentra catalogada como casi amenazada (NT) según el Libro Rojo de las Aves de España publicado recientemente por la organización SEO-BirdLife (antes estaba catalogada como vulnerable). Se consideró así al no cumplir los criterios para ser catalogada como especie amenazada, sin embargo, si se mantienen los niveles de descenso de población actuales pasará a ser una especie amenazada.

¿Cuáles son las amenazas que presenta la avutarda?
Como se ha comentado anteriormente se trata de un ave muy huidiza, por lo que las actividades humanas son en ocasiones perjudiciales para la especie, sobre todo la “invasión” de su territorio por actividad industrial. Ya que supone de forma directa una pérdida de hábitat y de manera indirecta la perturbación por el aumento del tráfico y emisión de contaminantes, entre otros.
Al sufrir la pérdida de hábitat deciden desplazarse y tienden a agregarse en zonas ya ocupadas por otros ejemplares, de esta forma se llega/sobrepasa la denominada como capacidad de carga, que en el caso de la competencia interespecífica se calcula en 5-6 individuos por km2, lo que puede dar lugar a una disminución de la productividad por denso-dependencia.
Las transformaciones agrícolas son el gran problema del descenso de la especie, hay claros ejemplos como el de Doñana en el que el cambio hacia cultivos de otras especies de vegetación, como los arrozales, produce un efecto negativo sobre la especie. En este caso concreto, se tiene constancia de la pérdida de algunos núcleos reproductores como consecuencia del cambio de la agricultura en estas áreas. Además, el cambio hacia la agricultura intensiva no favorece a la especie, se sabe de antemano que la agricultura tradicional favorece a las poblaciones de avutarda.
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